Hacer deporte es sano, pero cuando se convierte en un hábito compulsivo puede tener efectos contrarios a los deseados e, incluso, poner en riesgo nuestra salud. El exceso de ejercicio físico, el someter a nuestro cuerpo a un sobre-entrenamiento, puede desde acelerar el envejecimiento a hacernos más vulnerables a padecer determinadas dolencias.
La práctica de ejercicio físico es algo que no puede faltar en nuestra vida diaria. No cabe duda de que el deporte aporta múltiples beneficios a nuestra salud, fortalece el corazón, activa nuestro cerebro, mantiene fuertes huesos y músculos y ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes o hipertensión.
Pero los extremos nunca son buenos, y el exceso de ejercicio físico podría ocasionar en el cuerpo graves consecuencias. Someter a nuestro organismo al sobreentrenamiento desgasta la salud. Aquí te contamos los riesgos que forzar demasiado el cuerpo tiene en nosotros.
Deterioro de las articulaciones
Abusar del deporte o practicarlo mal podría ser la causa del deterioro articular a una edad más temprana de lo que es normal. El sobreesfuerzo puede hacer que las rodillas, los hombros, las caderas o la columna se resientan.
La pérdida del líquido que se encuentra entre medias de cada articulación hace que se vayan desgastando. Normalmente estas dolencias se producen por un exceso de tensión en las articulaciones por un trabajo inadecuado y la falta de descanso.
Pérdida de masa muscular y desnutrición
En el caso de que practiques mucho deporte y no comas bien, algo que hace mucha gente buscando adelgazar de forma rápida, lo más probable es que pierdas masa muscular.
Cuando hacemos ejercicio nuestro cuerpo necesita alimento para reponer la energía que hemos gastado durante este. Si no lo hacemos todos los músculos acaban sufriendo con el exceso de trabajo, incluso el corazón puede llegar a debilitarse.
Alteraciones del ciclo del sueño
Otra de las consecuencias que un exceso de ejercicio puede tener en la salud es un trastorno del sueño. El cuerpo y la mente se acelera, como si nunca pararas, algo que podría dar lugar a sufrir insomnio.
Oxidación celular
Mientras haces ejercicio tu cuerpo utiliza hasta 15 veces más oxigeno que de lo normal, esto provoca estrés oxidativo que da lugar a radicales libres, los responsables de un envejecimiento prematuro. También nos hacen más propensos a sufrir asma, parkinson, cataratas, artritis, envejecimiento prematuro y alteración de la frecuencia cardíaca.
Para evitar este proceso debemos recurrir a antioxidantes que nos ayudaran a mantenernos en buenas condiciones. Las vitaminas de frutas y verduras son el mejor protector frente a los radicales libres.
Lesiones Estructurales
Cuando no descansamos lo suficiente el cuerpo no es capaz de recuperarse por completo, por lo que se vuelve más sensible a posibles lesiones. El ejercicio excesivo además de lesionar la estructura celular, vacía sus depósitos energéticos y altera el transporte celular lo que provoca la retención de calcio que activa las enzimas proteolíticas que destruyen las células haciendo así más fácil sufrir una fractura o fisura.
La rabdomiólisis
es una afección caracterizada por la lesión de las células musculares que desencadenan una serie de alteraciones orgánicas que ponen en riesgo la vida. Puede suceder por causas hereditarias, pero también es importante saber que puede desarrollarse por un entrenamiento intenso y excesivo.
La rabdomólisis se inicia por la lesión muscular con daño celular, lo cual ocasiona la liberación de su contenido al torrente sanguíneo, mientras que los elementos extracelulares ingresan al músculo. Así, el potasio, el magnesio el fósforo y el pigmento proteínico llamado mioglobina salen del músculo para alcanzar la sangre y su metabolización puede ocasionar grandes daños renales.
Además, los músculos no se encuentran en situación normal y ésto ocasiona síntomas muy heterogéneos que pueden ir desde el dolor muscular, la rigidez y calambres, hasta el malestar general, debilidad muscular y signos de deshidratación.
También puede presentarse fatiga, fiebre, dolor articular, hinchazón muscular y náuseas o vómitos. Si bien los síntomas pueden ser de escasa gravedad, las complicaciones más frecuentes pueden poner en riesgo la vida, como son la insuficiencia renal y las alteraciones cardíacas.
"Los excesos nunca son buenos, por lo que, aunque el ejercicio físico es muy saludable, practicado al extremo puede llevarnos a sufrir muchos problemas".