LA VERDAD ACERCA DE LAS DROGAS Por el Lic. José Rijo, Presidente-CEO de CLAPEA Inc.®

Desde los orígenes de la humanidad, la historia de los seres humanos ha estado estrechamente ligada al uso de sustancias psicotrópicas o drogas, con fines mágico-religiosos, terapéuticos y recreativos. Las drogas que conocemos en la actualidad, han estado presentes en nuestro planeta en su forma natural desde antes de que nuestros antepasados salieran de las cavernas y se unieran para crear nuestra civilización.

Las drogas que conocemos han sido clasificadas, por sus efectos en los humanos y otros seres vivientes, en tres grandes grupos: Estimulantes, Depresores y Alucinógenos. En cada uno de estos grupos podemos rastrear desde el actual producto, procesado industrial o artesanalmente, hasta la forma original en que se presenta en la naturaleza.

Podemos tomar como muestra estos ejemplos:

Estimulantes. La hoja de la coca, utilizada por los indígenas suramericanos como complemento alimenticio estimulante, pasó a ser la cocaína luego de ser sintetizada en los laboratorios. Ocasiona problemas cardíacos incluyendo infartos, problemas respiratorios incluyendo insuficiencia respiratoria, problemas en el sistema nervioso incluyendo derrame cerebral y problemas digestivos incluyendo estreñimiento.

Depresores. La flor de la amapola, de donde los antiguos extraían el jugo con fines terapéuticos para inducir el sueño, pasando luego al opio con fines recreativos, la morfina y finalmente la heroína. Ocasiona somnolencia, apatía, baja en la actividad física, disminución en la presión arterial, disminución en la respiración, náuseas, vómitos y síndrome de abstinencia.

Alucinógenos. El cornezuelo del centeno, un hongo que ataca a este cereal, se utilizaba en China para detener las hemorragias uterinas después del parto, partiendo de él, en Suiza en 1938, se sintetizó el ácido lisérgico o LSD. Ocasiona contracciones uterinas, fiebre, niveles elevados de azúcar, erizamiento del vello, aumento de la frecuencia cardíaca, transpiración, pupilas dilatadas, insomnio, hormigueo, reflejos desmedidos y temblores.

En cada uno de estos ejemplos, podemos ver como el ser humano se las ha ingeniado al través de los siglos para convertir, elementos vegetales con los que convivía sin problemas, en sustancias potencialmente mortales.

Es por ello que externamos nuestra opinión, desde nuestra humilde experiencia adquirida a través de años lidiando con esta problemática, de que las sustancias en sí mismas, no son ni buenas ni malas, lo bueno o malo lo es el uso o el abuso que se les dé, y los seres humanos somos, en sentido general, especialistas en hacer mal uso de todo lo que se nos ha regalado y sobre todo cuando somos prisioneros de una enfermedad incurable pero controlable llamada adicción.

En nuestra condición de Presidente del Comité Latinoamericano de Prevención y Educación en Adicciones, hacemos un llamado a los amables lectores para que nos ayuden a difundir este mensaje.

Atte: José Rijo, Director de CLAPEA.